¿Te acuerdas de tu último desayuno? O tal vez debería de preguntar, ¿cuándo fue la última vez que te sentaste a desayunar lo que se te antojaba?
No es fácil, pero se puede. Personalmente, tuve el privilegio desde pequeño, de que mi Madre me nutriera con los desayunos más completos que el tiempo y la situación
le permitían. Cómo olvidar desde el famoso huevito tibio con limón y salsa de chipotle,
que me servía en esos trastecitos de vidrio refractario para flanecitos, hasta mis chilaquilitos tan sabrosos y que tan fanático soy. Gracias Mamá por esas desmadrugadas y
gracias también por ponerle tanto sabor y amor hasta a la más “simple” quesadilla.
Y ahora que soy un adulto (dicen), le doy gracias a mi amada EspOsa, por consentirme y
más bien, adivinar mis antojos. Que no es fácil, tratándose de alguien tan voluntarioso
como su servidor.
le permitían. Cómo olvidar desde el famoso huevito tibio con limón y salsa de chipotle,
que me servía en esos trastecitos de vidrio refractario para flanecitos, hasta mis chilaquilitos tan sabrosos y que tan fanático soy. Gracias Mamá por esas desmadrugadas y
gracias también por ponerle tanto sabor y amor hasta a la más “simple” quesadilla.
Y ahora que soy un adulto (dicen), le doy gracias a mi amada EspOsa, por consentirme y
más bien, adivinar mis antojos. Que no es fácil, tratándose de alguien tan voluntarioso
como su servidor.
Pero volviendo a lo simple, quisiera remarcar el punto de que si en esta ocasión les presento los desayunos más atractivos en imagen, créanme, que no se necesita de un equipo profesional extra en casa, para salir más que bien desayunado.
Hoy por ejemplo me hice y hasta me di el lujo de inventarle un nombre a mi desayuno:
El sándwich apache. Un sencillo sándwich de pechuga de pavo (con las rebanadas especialmente dobladas en forma de s, para darle textura al emparedado) y un triangulito
de queso de la vaquita que ríe, untado en una de los panes; que era de centeno.
Esto acompañado de cinco hojitas de endivias, dispuestas en el plato a manera de penacho o ahora que lo veo bien, como la garra de un oso. Y sobre cada hojita, unas gotas de vinagreta. Tiempo de armado: 2 minutos. Tiempo de tostado en la plancha: creo que
3 minutos cuando mucho. Tiempo de degustación: 1 minuto con 30 segundos.
El sándwich apache. Un sencillo sándwich de pechuga de pavo (con las rebanadas especialmente dobladas en forma de s, para darle textura al emparedado) y un triangulito
de queso de la vaquita que ríe, untado en una de los panes; que era de centeno.
Esto acompañado de cinco hojitas de endivias, dispuestas en el plato a manera de penacho o ahora que lo veo bien, como la garra de un oso. Y sobre cada hojita, unas gotas de vinagreta. Tiempo de armado: 2 minutos. Tiempo de tostado en la plancha: creo que
3 minutos cuando mucho. Tiempo de degustación: 1 minuto con 30 segundos.
Pero bueno. A veces ni tiempo, ni ganas. Y luego no hay mejor desayuno que el que puedes pedir y que te sirvan. A continuación les comparto una breve compilación de desayunos
que despertaron más que el antojo de mi estómago, también el de mi lente.
que despertaron más que el antojo de mi estómago, también el de mi lente.
Al final del día, sólo queda algo: el antojo de lo que pudo ser ese día.
O la satisfacción del mismo. Buen provecho. En todo.